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Jonás desvió su destino y en vez de ir a Nínive decidió irse para Tarsis. Los problemas que esto desató en el barco fueron importantes, hasta que el Señor por medio de un gran pez que se lo tragó lo redireccionó al destino al cual no quería ir.

No siempre todo tiene que hacernos sentido lo que Dios quiere de nosotros, así que vayamos a donde Dios nos dirija aunque pudiera ser que no queramos ir…

 
 
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